Este taller consta de 18 módulos con artículos, vídeos, ejercicios y cuestionarios.
Módulo 16. Mensajeros de la Vida.
Este es un módulo interesante. ¿Te has fijado en la cantidad de mensajeros de la Vida que hay en redes sociales? Es imposible no fijarse en ellos. Ocupan la mayoría de los reels de Instagram. Y nos cuentan lo que Dios dice, opina y piensa. Suelen basarse en citas bíblicas, pero claro, citas bíblicas hay para todos los gustos y opiniones.
Yo, en este módulo, te voy a animar, en el ejercicio, siempre voluntario, a que seas un mensajero de la Vida, pero basándote en tu propia experiencia, en lo que la Vida te ha enseñado. Es un ejercicio voluntario, repito, en donde lo único que te pido es honestidad, es decir, ética. Si la Vida no te ha enseñado nada, no hagas el ejercicio. No copies libros ni escrituras. Tampoco engañes.
En el vídeo profundizaré en cuándo es lícito, y cuando es ilícito, ser mensajero de la Vida. Por supuesto, respeto la libertad individual de todo el mundo, pero pido un comportamiento ético dentro de esa libertad. Vale ya de mentirosos y estafadores.
A los verdadero mensajeros de la Vida se les distingue porque están profundamente vivos. Viven a tope. Experimentan la Vida con todo su ser. Por eso la Vida los bendice con sabias experiencias.
Ejercicio 18. Mensajeros de la Vida.
Se aprende de la experiencia, los libros y películas solamente valen para ayudarnos a interpretar esa experiencia, pero solamente asimilamos, asumimos, lo que hemos aprendido, cuando lo compartimos con otras personas.
La Vida, a través de tus experiencias, te ha enseñado mucho. Ni tú imaginas cuánto. Y llegó el momento de asumirlo, de asimilarlo, es decir, de compartirlo.
Este ejercicio es voluntario. Te pido que seas honesto: estamos hablando de experiencias, así que no me resumas el último libro que te ha impresionado. A no ser que hayas convertido ese libro en experiencia. Por ejemplo, que te hayas leído un libro sobre técnicas creativas y hayas tenido la experiencia de poner en práctica esas técnicas… Entonces es lícito compartir esa experiencia porque es algo que la Vida te ha enseñado a través de un libro.
Vamos allá con el ejercicio.
- Toma notas sobre una experiencia vital que te haya marcado.
- Recuerda cómo te sentiste, qué impulsos tenías, cómo cambió tu vida.
- Deduce: ¿Qué quería enseñarte la Vida? ¿Es ese conocimiento útil para otras personas?
- Redacta ese conocimiento. Compártelo.
Para que nadie se pierda, voy a poner mi ejemplo personal.
- Leí un libro sobre meditación.
- Empecé a meditar. Es decir, convertí el libro en una experiencia.
- Medité todos los días durante 6 meses.
- La experiencia de meditar -me lo pasé en grande porque mi meditación consistía esencialmente en cantar y bailar- me llevó a la conclusión de que la Vida nos ama. A todos los seres vivos.
- Cada vez que lo cuento lo asimilo un poco más.
Cuestionario «Mensajeros de la Vida».
Una sola pregunta:
- ¿Entiendes tu experiencia de otra manera después de realizar el ejercicio 18?
La plenitud de la experiencia.
Tengo la sospecha, pero muy fundada, de que son las personas más vitales, las que saborean de verdad la vida, las más sabias. Tal vez sea porque experimentan más. Y comparten más.
Los ratones de biblioteca, los ávidos lectores de libros, acumulan un sinfín de conocimientos, en su mayoría inútiles, pero «saben» menos de la vida.
¿Cómo lo sé?
Por experiencia.
Y no solamente por los demás. Por mí. Debo confesar que leo bastante, que me relaja estudiar y que, dicen, soy inteligente. Según la definición tradicional de inteligencia, lo soy, pero yo llamo inteligencia a otra cosa. Para mí ser inteligente es saber vivir, disfrutar de la vida, ser feliz. Lo otro solamente sirve para multiplicar más rápido que la media y para hacer puzles.
En el momento en que redacto este texto tengo 61 años, ya no soy una niña, y, haciendo balance, que ya toca, me doy cuenta de que los libros me han entretenido, casi siempre, pero en muy pocos casos me han aportado algo de sabiduría, solamente lo han hecho cuando los he experimentado. Es decir, he aprendido de los libros solamente cuando, después de cerrar el libro, me he puesto a «hacer». Mi ejemplo más socorrido es la meditación (lee mi experiencia al final del ejercicio de este módulo) con la que aprendí que la Vida nos ama a todos.
He aprendido más cantando, aunque lo hago fatal, que con los libros. Creo que es así porque cantar es una experiencia y al hacerlo asimilo las canciones.
Deja una respuesta