Tú tienes un secreto. No te pido que lo hagas público, no, pero al menos reconoce que tienes un secreto. Absolutamente todo el mundo tiene al menos un secreto.
A mí no me lo vas a contar, no, pero… ¿Se lo contarías a la Vida? O a Dios, o a la Energía Creadora, o al Universo, o a la Diosa Madre, o al Dios Padre, o a la Existencia… Elige a quien se lo vas a contar.
Preferiblemente en papel carta, o en un folio, escribe esa carta en la que confiesas tu gran secreto.
Relee la carta varias veces. Mejor si te la aprendes de memoria.
Haz un ritual para quemarla. Con cuidado de no prender fuego a la casa. También puedes hacerla pedacitos con unas tijeras o triturarla. Tú sabrás. Lo que no recomiendo es que la guardes porque entonces la podría encontrar alguna de las personas con quien convives y se enterarían de tu gran secreto.
Cuestionario. Cartas al Universo.
Me interesa mucho saber cómo te sientes tras haber confesado tu gran secreto en una carta. ¿Inquieto? ¿Aliviado?
¿Y después de haber quemado la carta? Seguro que un poco mejor. A salvo.
Pero contéstame las siguientes preguntas.
¿Has conseguido expresar lo que querías en tu Carta al Universo?
¿Has sido capaz de confesar todo tu secreto?
¿Te has quedado a gusto, o aliviado, o inquieto?
¿Te has sentido a salvo después de quemar o triturar la carta?
¿Al redactar la carta has visto tu secreto desde otra perspectiva diferente, desde otro punto de vista a cómo lo ves normalmente?
¿Te has fijado en, o has descubierto, algo nuevo sobre tu secreto al escribir la carta?
¿Qué te ha parecido la experiencia?
Un acercamiento.
Lo más bonito de escribir cartas al Universo, o a la Vida, o a Dios, o a la Energía Creadora, no es el hecho de crear un texto hermoso o inteligente. Lo más bonito es el acercamiento. Escribiendo te haces amigo del Universo. Lo conviertes en tu confidente. Creas lazos. Ese es el verdadero sentido de estas cartas al Universo: crear lazos.
La Vida te ama, de todo corazón, ya te lo he dicho en el vídeo. Demuéstrales a la Vida, o a Dios, que da igual el nombre que quieras usar, que tú también lo amas. Y hazlo escribiéndole cartas.
No se me ocurre nada más hermoso.
Llegó el momento de contarte un gran secreto. Estás en este Taller porque quieres evolucionar, o crecer, como persona. Además quieres hacerlo a través de la escritura. ¿Cierto? Pues toda evolución positiva es hacia el amor. Y si quieres evolucionar a través de la escritura hacia el amor, empieza por amar la Vida, escríbele cartas de amor. No tienes por qué enseñárselas a nadie. Yo ni siquiera las conservo. Bueno, sí, las conservo en mi corazón, en el mismo lugar donde anida mi amor a la Vida.
Un consejo: quema o tritura tus cartas. Piensa que al hacerlo las estás enviando. La belleza está en que las escribas, no en que las dejes envejecer en un cajón.
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